lunes, 5 de marzo de 2018

De cómo Felipe encontró en Gordonstoun lo que Harry Potter en Hogwarts. ¿En qué nos mintió “The Crown"?



 Gordonstoun fue para el Duque de Edimburgo lo que Hogwarts fue para Harry Potter: un hogar. Sin embargo, y aquí está la diferencia entre Felipe y su hijo, la Gordonstoun a la que asistió el futuro príncipe consorte era una institución experimental, recién nacida, y en proceso de armarse. No es ese el retrato que Morgan hace de Gordonstoun en “The Crown”."

A pesar de que Felipe de Grecia tuvo una infancia desordenada, nómada, con ciertas carencias comunes a la realeza derrocada, algo de lo que no se puede acusar a sus padres es que hayan sido negligentes con su educación. En medio de su ajetreada vida de exiliada, su madre, la Princesa Alicia, buscó la mejor escuela para su “bobbikins” (el apodo cariñoso que tenía para su hijo menor).

Me deprime leer comentarios, y hasta blogs en los que acusan a Alicia de Battenberg de haber sido una mala madre, de haber privilegiado la caridad al prójimo antes que sus deberes maternales, y de haber abandonado a su hijo. Esas barbaridades son lo que me impulsan a hacer una semblanza de la princesa que no acabo de publicar porque cada día encuentro nuevos datos sobre ella. Como, por ejemplo, el modo en cómo educó a Felipe.
Alicia y Felipe en Paris

Debido a su sordera, Alicia leía los labios en cuatro idiomas (inglés, francés, alemán y griego), pero el agotamiento del exilio le hacía cada vez más difícil esa lectura. Así que entrenó a su hijo para que se comunicaran con lenguaje de señales. Tres días a la semana, Alicia dedicaba un par de horas para enseñarle griego a Felipe. A pesar del exilio, ella era consciente de que, como príncipe de Grecia, Felipe tenía deberes con su pueblo tales como aprender su lengua. Pero de su madre, el principito no solo adquiriría erudición.     
Felipe de 9 años en traje típico griego.       

Un detalle muy conmovedor que revelarían sus primeros maestros es que el niño había aprendido de Alicia que “un verdadero caballero no espera a que una dama le sirva”. Por eso sabia poner una mesa, algo que muchas madres hoy olvidan de enseñar a sus chicos. Otra cacteristica de Felipe es que, en su primera escuela, que era diurna, llegaba más temprano para ser él quien llenara los tinteros, borrara las pizarras y regara las plantas. Eso se lo enseñó su madre en casa. Aunque Felipe tenía una nana, había poco servicio doméstico y menos dinero para pagarlo. Felipe ayudaba en pequeños quehaceres y también tenia conciencia de la importancia de la frugalidad.

En el barrio parisino de Sainte Cloud, donde vivían el Príncipe Andrés y su familia, Alicia encontró una escuela experimental llamada The Elms (Los Olmos). localizada en el antiguo hogar de Julio Verne. Dirigida por la famosa pareja de pedagogos, Donald y Charlotte MacJannett (que también serían responsables de educar a Indira Gandhi), Los Olmos era un kindergarten/ escuela primaria progresista y experimental.

Alicia eligió Los Olmos porque quería que su hijo aprendiera bien inglés y “los valores anglosajones”. Preparada para todo, la madre de Felipe esperaba que su hijo (de no volver a Grecia) se instalara en un país angloparlante, de preferencia Estados Unidos. Alicia y su marido habían visitado Nueva York y a la princesa le había gustado el modo de vida useño. En Los Olmos, Felipe convivio con expatriados estadounidenses, aprendió hablar inglés con acento americano y a jugar béisbol. La experiencia le encantó y más tarde se referiría a esos tres años como” la época mas feliz de mi vida”.
Felipe en Los Olmos

Alicia solicitó de los maestros que encauzaran la energía de su hijo, al que caracterizaba de activo y de original. Lo extraordinario es que los pedagogos si les prestaban atención a los consejos a pesar de venir de una mujer con un impedimento físico y que, ya para entonces, era vista por su familia como mentalmente impedida.

En Los Olmos tenemos ya las pautas que regirán la futura educación de Felipe: escuelas experimentales; mayores logros en experiencias extracurriculares, principalmente actividades al aire libre; y una tendencia del príncipe a llevarse bien con maestros y alumnos a pesar de que su desbordante energía necesitase de catalizadores ya que era inclinado a las travesuras y a los arrebatos de impaciencia.

En el tercer año de Felipe en Los Olmos, su abuela Victoria Mountbatten, Marquesa viuda de Milford Haven (un personaje muy influyente en la vida del nieto que la serie ha olvidado), aconsejó a su hija poner al niño en un internado inglés. A Alicia le pareció buena la idea ya que estaba dentro de su proyecto de criar a su hijo con valores anglosajones.
La Marquesa viuda de Milford Haven

Se eligió la escuela de Cheam que en esa época estaba en Surrey y también pasaba por una etapa experimental, lo que la hacía más relajada que otras instituciones. Aun en medio de su enfermedad mental, Alicia seguía preocupada por los estudios de Felipe. Les escribía a las autoridades de Cheam rogándoles que crearan una patrulla de Boys Scouts para que su hijo tuviese un espacio en el que dar rienda suelta a su energía.
Cheam School

Felipe cayó bien en Cheam. Era amistoso, alegre, y no hacía ostentación ni de su titulo ni de sus parientes (conservaba en el fondo de su baúl, el retrato autografiado del Rey Jorge con una inscripción que decía “de tu Querido Tío”). El príncipe destacaba más en deportes que en los estudios. Se volvió tan buen jugador de hockey, que su tío, el Marqués de Milford Haven, iba a la escuela nada más que para verlo jugar. Felipe además contaba con la compañía de su primo David Mountbatten, que estaba en su mismo curso. También mantenía correspondencia con su prima Alejandra de Grecia (luego Reina de Yugoslavia) que estudiaba en un internado cercano.
1933

Fue durante su estadía en Cheam, que a Alicia la internaron en Bellevue, un sanatorio en Suiza. Las dislocadas biografías del príncipe afirman que desde ese momento pasó a ser propiedad de Dickie Mountbatten. No es tan así. Felipe fue a Londres a vivir con su abuela Victoria en un ala del Palacio de Kensington, pero encontró problemas con su vecina, la princesa Beatriz, la madre de La Reina Enfermera

A Beatriz no le gustaban los niños y menos uno tan activo como el sobrinito. Así se decidió entonces que sus vacaciones y fines de semana los pasase Felipe con los Mountbatten, o con su tío el Marques de Milford Haven, quien sería nombrado su tutor; o con Dickie, cuyas hijas hasta hoy recuerdan a Felipe como un hermano mayor.

A pesar de la visión idílica de la vida con los Mountbatten, Felipe nunca se sintió totalmente cómodo con ellos. En una ocasión, no recuerdo en cual casa, le pidieron hasta el cuarto porque habían llegado invitados más importante que el pariente pobre. Entretanto, las hermanas del príncipe, a cuyas bodas él había asistido, se esmeraban en encontrar una manera de que el niño volviera con ellas para conservar la semblanza de familia.
Schloss Salem

En 1933, Theodora “Dolla” y su marido, Bertoldo de Baden, solicitaron de los Mountbatten permiso para que Felipe asistiera la prestigiosa escuela de Salem. Los motivos eran varios. Obviamente, Dolla quería tener cerca al hermanito. Otra causa, un poco cínica, es que para que los Mountbatten no se llenaran la boca diciendo que costeaban la educación de Felipe, sería bueno mandarlo a Salem que le saldría gratis puesto que era “de la familia”. Hay una tercera razón, es de índole política y mas oscura, pero primero tendremos que hablar de Salem y de su fundador y director, quien sería el Dumbledore de Felipe.

La Schule Schloss Salem (Escuela del Castillo de Salem) fue un proyecto en común del príncipe Max de Baden, padre de Bertoldo, y de su secretario, el educador Kurt Hah quien sería el primer director de la institución, localizada en la propiedad ancestral de la familia de Baden. Hahn era un típico judío alemán de su época, erudito, humanista, totalmente asimilado y ultra patriótico. La Gran Guerra y la revolución que seguiría al derrocamiento del Kaiser, lo impresionaron profundamente. Hahn creía que la humanidad iba camino a una debacle. La salvación residía en educar a una elite de personas que combinasen la excelencia física con códigos morales y valores espirituales tales como compasión por el prójimo.

Si los Nazis querían crear superhombres, Hahn (como le dice a Felipe en “The Crown”) buscaba formar “Salvadores”. Su teoría educacional combinaba principios platónicos de pedagogía con disciplinas espartanas (las famosas duchas frías, las caminatas matinales, etc.). Una novedad y que demuestra el carácter experimental de la escuela, es que admitía niñas, aunque las clases no eran mixtas. Tanto Golo, como Monika, hijos de Thomas Mann, se graduaron de Salem, en los Años 20. Como también en los 50, se graduarían de Salem, la Reina Sofia de España (la rubiecita de la primera fila en la foto) y su hermana, la Princesa Irene de Grecia.
La princesa Sofía de Grecia en Salem

Voy a detenerme un momento para hablar de los principios pedagógicos de Hahn porque son los que gobiernan hasta hoy Salem, Gordonstoun, y otras escuelas que han seguido su filosofía. Hahn creía que la juventud del futuro iba a ser afectada por seis males. Curiosamente los mismos que nos afectan ahora:

1.       Mal estado físico puesto que los humanos andaban más en vehículos que a pie.
2.       Pérdida de iniciativa puesto que los humanos habían pasado de actores a espectadores de la historia
3.       Pérdida de imaginación y memoria debido al ritmo acelerado de la vida moderna
4.       Pérdida de habilidades manuales debido a la decadencia de la artesanía.
5.       Pérdida de autodisciplina debido (esto es super moderno) a la ingesta de fármacos, tranquilizantes y estimulantes como el alcohol.
6.       Pérdida de la compasión debido a la inhumanidad de la vida presente.

Para combatir esos males, Hahn creó un programa de estudios que hacía hincapié en desafíos físicos que seguían reglas que hoy encontramos en el ejercito: duchas heladas, caminata bajo las lluvias, y ventanas abiertas invierno y verano. Pero también el programa incorporaba expediciones en las que se buscaba exponer al alumno a la naturaleza para desarrollar su curiosidad y otras formas de autodescubrimiento.

A diferencia de otras escuelas, la única competencia aceptada era con uno mismo. Los alumnos tenían que vigilar sus notas y monitorear su desarrollo académico al igual que estaban a cargo de la superación de malos hábitos como el atraso. Los castigos eran mínimos y solo se aplicaban en casos extremos.  Las buenas notas se daban más por imaginación y creatividad que por memorización.  Se estimulaban las actividades extracurriculares artísticas, musicales y de trabajos manuales .



Los premios eran otorgados por méritos de justicia, esprit de corps y compasión. Como era una escuela elitista, Hahn quería destruir ideas de clases privilegiadas, y los alumnos colaboraban con trabajos en la cocina y del jardín estaban a cargo de servir la mesa, de las reparaciones y de la limpieza. Se incentivaba el compañerismo y la solidaridad. Hahn también buscaba promover la compasión preparando a los alumnos para situaciones inesperadas como control de incendios, salvataje, y primeros auxilios.
Equipo de bomberos de Salem

La escuela de Salem pronto  obtuvo reconocimiento internacional, y comenzaron a enrolarse alumnos de otros países, pero para la llegada de Felipe la situación en Alemania había cambiado. Un año antes, Hahn, horrorizado por el asesinato de un comunista delante de su madre, había enviado una carta abierta al alumnado exigiendo que repudiaran el Nazismo y se desvincularan de cualquier grupo asociado con Hitler. Lamentablemente, el caballero del bigote llegó al poder en enero de 1933. Inmediatamente los tentáculos hitlerianos se internaron por la sociedad alemana llegando hasta Salem. Hahn protestó en contra de los intentos de infiltración nazi, y, en marzo, fue arrestado.

No estuvo mucho tiempo preso. voces internacionales se alzaron en protesta, pero como les conté , los esfuerzos de Bertoldo por restituirlo en su cargo fallaron. Para evitar el control Nazi, Bertoldo convenció a Hitler en una maniobra muy habilidosa. Tras el despido de Hahn, muchos padres estaban  retirando a sus alumnos. El Fuhrer necesitaba del apoyo internacional y sobre todo de Inglaterra. Bertoldo hizo un trato con el Diablo. Salem mantenía su independencia y el Margrave de Baden traía como alumno al cuñadito, un príncipe de Grecia, con solidos vínculos con la familia real británica.

Salem mantendría su independencia (aun después de Felipe haberse retirado de la escuela) hasta 1941 en que las SS se hicieron cargo. La escuela se cerró al final de la guerra para reabrir sus puertas en 1948. El director fue Jorge de Hanover, el nuevo cuñado de Felipe y Dolla.

La estadía de Felipe en Salem fue breve y dramática. A pesar de que oficialmente, la escuela era independiente, muchos internos se habían unido a las juventudes hitlerianas. En 1994, en Jerusalén, con motivo de plantar un árbol en honor a su madre en la Avenida de los Justos, el Duque de Edimburgo compartió una anécdota. En Schule Salem, (y en Gordonstoun) los prefectos son llamados guardianes. El guardián del grupo de Felipe era judío. Una noche, los alumnos Nazis lo amarraron y raparon totalmente. Felipe rememoró la humillación del muchacho, un acto que obviamente no ameritó castigo. El príncipe tenía una de esas gorras inglesas que cubren toda la cabeza y se la dio a su guardián.

Por suerte para Felipe, Kurt Hahn había llegado a salvo al Reino Unido. Con la ayuda monetaria de admiradores, abrió en 1934 una nueva escuela en Escocia. La misma Dolla acompañó a su hermano a Gordonstoun y los Baden se encargaron de pagar el primer semestre. Por eso es totalmente falsa esa escena de Donato de Hesse dándole el primer sweater azul al cuñadito como parte de su uniforme de Gordonstoun.  

Para comenzar, Hahn contaba con 13 pensionistas (varones, no se quiso ofender a la sensibilidad británica con un alumnado mixto).  Para la llegada de Felipe eran 27. Un alumnado pequeño (lo sé puesto que me gradué de una escuela de 50 colegiales) ayuda al estudiantado a aclimatarse más rápido, crea una sensación de intimidad y familiaridad, y da a los maestros más tiempo para dedicarles a sus discípulos. Felipe encontraría su nicho en Gordonstoun que estaba en una etapa pionera, inventándose a su misma como el joven príncipe. Además, él ya era veterano en algunas costumbres franciscanas de la institución como la ducha helada matinal (que él siguió tomando por el resto de su vida).

En Gordonstoun, Felipe encontró un lugar donde se le quería por lo que era y podía dar.  Comparémoslo con otro huerfanito que vive con tíos estrambóticos y halla su hogar en una escuela mágica. Aunque Felipe no aprendió hechizos en Gordonstoun si encontró un espacio donde el estudio se combinaba con vida al aire libre, y donde su tremenda energía podía canalizarse en actividades benéficas como el deporte a vela que le demostraría que su vocación yacía en el mar.
Gordonstoun y su alumnado hoy en día

El alumnado inicial de Gordonstoun era abigarrado: chicos con méritos académicos, pero de bajos recursos; estudiantes que por malas calificaciones había rechazado el sistema de internados elites. Había un chico al que le faltaba una pierna y aun así quería hacer deporte y otro que estaba en silla de ruedas. A Hahn le importaba más que un alumno aprendiera por si solo a controlar malos hábitos antes que el que supiera recitar a Virgilio en el original. En Salem, Felipe hizo buenos amigos, tal como Joe Orr, quien se convertiría en su secretario privado, luego de la renuncia de Mike Parker.
Felipe (primera fila , en el medio) en el equipo de cricket de Gordonstoun
El Duque de Edimburgo pasa revista al moderno alumnado de Gordonstoun

Los premios se otorgaban por buena conducta y por actitudes solidarias. En cuanto al deporte, a Hahn no le interesaban las competencias y prefería que se practicaran solo como medios de fortalecer cuerpo y el espíritu. En una ocasión al equipo de hockey de la escuela se le permitió competir… ¡contra el de una escuela de niñas! Felipe, con su acostumbrado sarcasmo,  comentó que pronto Gordonstoun tendría “el mejor equipo de hockey femenino de Escocia”. La trayectoria escolar de Felipe en Gordonstoun fue brillante. incluso fue nombrado Guardian en su ultimo año.

Por eso todo ese retrato oscuro que crea Peter Morgan en “The Crown” es grotescamente falso y deja muy malparada una escuela que sigue educando a la realeza, bueno,  a la realeza artística. Sean Connery, David Bowie y John Paul Getty (el que perdió la oreja) mandaron a sus hijos ahí, al igual que la princesa Ana, y el Rey Pedro de Yugoslavia. Y si no fuera bastante, una reina se graduó de Gordonstoun. Una Reina de Tronos, Oona Castilla-Chaplin, la mera Reina del Norte. Ah y hasta la ficción celebra a Gordonstoun inventándole otra graduada, la famosa Lara Croft.
Peter y Zara Phillips, hijos de la Princesa Ana, en sus días en Gordonstoun

La Reina Talisa y Lara Croft, famosas graduadas de Gordonstoun

¿Entonces por qué Carlos fue tan infeliz en Gordonstoun? ¿Es esa otra mentira de Peter Morgan? De eso hablaremos en mi próximo blog.

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